Para
el noventa de latinoamericanos la poesía es aburrida, suena lindo pero es
aburrida, contradictoriamente tenemos los más grandes poetas del mundo, los
versos más hermosos, las métricas más exactas; y así la poesía siendo caprichosa
dio un pasito más adelante y otro más a atrás y se convirtió en lírica.
En
el Perú el promedio de lectura es de 0,8 por persona al año, o sea, menos de un
libro, la gente pide más un estadio que una biblioteca o una casa de la
lectura, justifica más el éxito material que el éxito que te lleva el
conocimiento, el material, espiritual y
el académico. Suele pasar que en las conversaciones no se tocan más temas, que
no sean fútbol, mujeres, hombres, dietas y la vida ajena.
Volviendo
al título, recuerdo la poesía de Gabriela Mistral, Amado Nervo, Pablo Neruda,
la Poesía de Oro española, César Vallejo, Carmén ollé, Ethel Linares, Domingo
de Ramos, poetas que me
nutrieron el alma, me enseñaron a disfrutar la literatura de otra forma, sutil
y con más sentido subjtivo.
Entonces
hagamos poesía:
No
hablemos de amor,
El
amor está para hacerlo,
Que
tus fluidos y los míos se junten,
Que
tu boca y la mía se hagan una sola,
Que
nuestras almas sublimes trastoquen todo portal del universo.
No
hablemos de amor, hagámoslo y que el placer lo haga por nosotros.
“Yo soy poeta, es lo mismo que ser todo y nada en esta vida”,
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