Dicen los que lo vieron que siempre anda cojeando, o que solo cojea con un pie. Era mediados de los setenta, uno que otro local nocturno se erguía como un bicho raro en esta hermosa ciudad. Second Life y Jumbo, eran las discotecas tarapotinas que de alguna u otra manera eran testigos oculares de amores que nacieron en la alborada, de aquellos besos insufribles que se daban sin abrir la boca; la música disco sonaba y resonaba, the Beatles causaban furor, pero eran pocas los hits que se conocían, mientras al otro lado del río, Los Tigres de la Banda de Shilcayo causaban furor con muchas de sus canciones. Eran las siete de la noche, Carolina y Carlos se amaban, primero a besos en la boca, luego por debajo de oído, el no podía detener sus ímpetus, ella no podía tener abiertas sus piernas, sentía el pene erecto de su prometido, a él nada más le costó poner hacia un lado la parte delantera de la ropa interior de Caro, como la decían sus amigas, su madre, sus tías. Voy a misa mamá, dijo ant
Si tratamos de entendernos a través de la lectura, es bueno compartir vivencias. Quiero aprender a escribir y necesito que ustedes sean mis mejores maestros. Quería ser filósofo, pero después de muchas noches de desvelo, me encontré con la locura y me quedé con ella.