Gracias, eres un joven inteligente y amoroso, podría dedicarme a ti, podría de una vez enamorarme ser tuyo, solo tuyo. Hay cualidades tuyas que nunca volveré a tener. Recuerdo a mi amigo Mauricio que me dijo alguna vez en la cálida Piura: Principito, que el amor nunca te cambie. Yo no entendí su mensaje, no sabía por qué el amor me cambiaría para mal, si como dicen que el amor es la fuerza positiva más fuerte del universo.
No lo sé, todos empiezan igual, siendo atentos, fingiendo tanto, siendo complacientes audaces; luego se apagan, se alejan, se avergüenzan y se van. ¿Serás tu el valiente que tanto busco? ¿El que no se avergüenza después de una noche llena de vinos y preservativos tirados por el piso? ¿Serás entre las multitudes, la persona que yo llegue a amar?¿Debería dar gracias a la vida por haberte conocido?¿O es muy pronto?
Sí, el amor también duele, amarga y mancha el alma, dicen cuando es así, no es amor, pero no creo, estoy seguro que algún tipo de amor será. Diré tu nombre, Diego, noble, alegre, hablas de más como un naufrago que no vio personas durante muchas lunas con sus respectivas mareas. La vida aun no nos sincroniza, yo ya me subí al tren y por lo que siento, tu apenas empiezas a conocer las rutas y te comprarás tu boleto.
Ojalá el tiempo una nuestros caminos, por lo menos para conversar, que dejar en claro que no todos los amores matan, que no todos los amores vienen con una etiqueta o con fecha de vencimiento. Sé que ambos somos soñadores, te espero también en ese sueño para lo que sea, para estrecharnos la mano, darnos un abrazo o hacer el amor.
Cierra los ojos, visualiza un reloj de arena que se va acabando con cada minúscula roca que cae al vacío, pero también imagina que cada pequeño fragmento está llena de mis experiencias y las tuyas. Gracias por toda la atención, el cariño ¿alguien dijo amor?, no lo sé. Pero el amor no te debe cambiar. Eso es todo.
(Cuando escribía, escuchaba Confesiones de Invierno de Sui Generis, me recuerda a Charlie García y a una fría calle bonaerense).
No lo sé, todos empiezan igual, siendo atentos, fingiendo tanto, siendo complacientes audaces; luego se apagan, se alejan, se avergüenzan y se van. ¿Serás tu el valiente que tanto busco? ¿El que no se avergüenza después de una noche llena de vinos y preservativos tirados por el piso? ¿Serás entre las multitudes, la persona que yo llegue a amar?¿Debería dar gracias a la vida por haberte conocido?¿O es muy pronto?
Sí, el amor también duele, amarga y mancha el alma, dicen cuando es así, no es amor, pero no creo, estoy seguro que algún tipo de amor será. Diré tu nombre, Diego, noble, alegre, hablas de más como un naufrago que no vio personas durante muchas lunas con sus respectivas mareas. La vida aun no nos sincroniza, yo ya me subí al tren y por lo que siento, tu apenas empiezas a conocer las rutas y te comprarás tu boleto.
Ojalá el tiempo una nuestros caminos, por lo menos para conversar, que dejar en claro que no todos los amores matan, que no todos los amores vienen con una etiqueta o con fecha de vencimiento. Sé que ambos somos soñadores, te espero también en ese sueño para lo que sea, para estrecharnos la mano, darnos un abrazo o hacer el amor.
Cierra los ojos, visualiza un reloj de arena que se va acabando con cada minúscula roca que cae al vacío, pero también imagina que cada pequeño fragmento está llena de mis experiencias y las tuyas. Gracias por toda la atención, el cariño ¿alguien dijo amor?, no lo sé. Pero el amor no te debe cambiar. Eso es todo.
(Cuando escribía, escuchaba Confesiones de Invierno de Sui Generis, me recuerda a Charlie García y a una fría calle bonaerense).
Comentarios
Publicar un comentario