Día tres, cuatro y probablemente cinco. Mil soles, 300 soles por vez, ropa de canje y venta de cigarrillos y caramelos. Tarapoto se ha convertido en una ciudad que no solo baila a ritmo de sus palmeras, sino también a ritmo de sus noches calurosas, llenas sexo, diversión y una que otra historia que parece arrancada de un cuento, como sí cualquier protagonista fuera hecha o descrita a medida de un diario de páginas sensacionalistas. Vestida de negro, zapatos de taco alto, el cabello rubio, le acompañaba de accesorio una cartera negra, a todas luces de manufactura casi casera, pero con una etiqueta cuyo precio se podría pagar hasta cinco sueldos mínimos. Bella a simple vista, bailaba como una mujer libre, sin ataduras y complejos, dueña de si misma. Sì, como el mundo fuera hecho para ella, una ganadora. Al otro lado de la ciudad, a la misma hora Jonathan se desvestía después de jugar su pichanga de fulbito, las puertas de su ducha eran transparentes y se dejaba ver toda
Si tratamos de entendernos a través de la lectura, es bueno compartir vivencias. Quiero aprender a escribir y necesito que ustedes sean mis mejores maestros. Quería ser filósofo, pero después de muchas noches de desvelo, me encontré con la locura y me quedé con ella.